Y ¿qué tal si nada de esto es lo que soy?
"No hay tal cosa como una cosa", todo es una ilusión del YO, todo es cuestionable, todo es una broma para no tomar tan enserio; las opiniones, los juicios, los halagos, las etiquetas, son cosas a las que solo nosotros mismos damos el poder, y que solo nosotros mismos podemos quitárselo.
Esto es algo que debemos interiorizar ya que vivir de esta manera merece mas la pena, te lo dice una persona que fue esclava de todo eso, te lo dice una persona que vivió unos 8 años bajo la verdad relativa de muchos y la de ella misma.
lo que crees de ti, de tu entorno, de la vida, de los demás, y de todo lo que hay en el mundo es una ilusión que puede ser cambiada en el momento en que lo decidas, la pregunta es, ¿cómo se que merece ser cambiada?, pues, mirando al espejo y enfrentado a la única persona a la que no puedes mentirle, y responder la pregunta, ¿mi verdad me ha traído a donde quiero estar?.
La verdad absoluta aquella que habla de lo que realmente eres, te tendrá en un lugar amplio y pleno, en el que no cuesta respirar, libre de conflictos y contradicciones, libre de juicios despectivos, libre de confusión, espléndido, saciado de amor, radiante de luz, rebosado de bondad y esperanza.
¿Has estado algún momento viviendo en esa verdad?, o ¿has estado entretenido con con la ilusión de la "verdad"que creaste?, Cuanto mas tiempo te falta para darte cuenta de lo que eres?, ¿cuanto camino por recorrer sin abrir los ojos del alma y tropezando con cada cosa que te indica que ese camino no es el tuyo?.
La ilusión que creé de mi YO me tenía muy lejos de lo que yo realmente soy, por suerte empecé a descubrirlo, esperé a que el dolor fuera insoportable eso si, me resistí, me opuse, y patalee, hasta que me rendí, quedé en un silencio en el que estar conmigo misma ya no era incómodo, en el que estar conmigo ya no significa estar sola, empecé a escuchar a mi ser, empecé a escuchar a Dios, conocí también a mi ego a esa ilusión que yo misma creé, comprendí todo mi camino y aunque no del todo aun, empecé a aceptarlo poco a poco y con cautela a abrazarlo, le pedí perdón a mi niña interior por todas las mentiras que mentalmente me dije; las veces que en silencio me dije "inútil", "inválida", "incapaz", "Desmerecedora", "sucia", "Tonta", "infeliz", le pedí disculpas porque eso no me lo dije a mi, si no a ella...
Me desprendí de mi verdad relativa la observe en la distancia como se marchaba, y aprendí a vivir sin ella, ya no la necesitaba, ya pesaba mucho, la cumplió su tiempo, su papel y su función; el hacerme recordar lo que realmente soy.
Y tú ¿ya recordaste lo que realmente eres?